Él, que tiene la precisa,
el gran comunicador,
comunica las noticias
del primer mundo sin voz.

A la fuente del olvido
se lo ve siempre llegar,
con acrílica sonrisa 
y mirada de cristal.

Él relata novedades,
él maneja información.
Por ejemplo, que en los golpes,
hace falta discreción.

Como no vive del aire
y precisa ordenador,
recibe órdenes precisas
allá por Libertador.

Él, que tiene la precisa,
siempre cae bien parao,
le vende filosofía
al que corta el bacalao.

Te chamuya con sponsor
desde la televisión
y mi gente lo re manya
mientras busca ocupación.

No pasea por Soldati
y no quiere conocer
los muchachos de ese barrio
ni sus sueños de papel.

Es un hombre precavido
el gran comunicador.
Y tiene un santo preferido:
San Isidro lavador.

Ama los aventureros
el gran comunicador.
Sobre todo al monopolio
que le banca su ambición.

Hoy, tal vez cite a los griegos
o al manso Santo Tomás
y mañana a Fukuyama,
que es tan caro a su pensar. 

Lo utilizan militares,
empresarios y un bacán
regordete que le cuida,
castamente, el más allá.

Yo le pido a Doña Rosa
que le preste un corazón.
Y así tal vez, como Pinocho,
deja de ser de madera,
para ser como sos vos.