Y una canción, se hizo mezquina
le dijo a otra: “No digas nada
que yo era humilde y vos lo sabías
quedate piola, que yo vivía así,
por agradar”
Y en un balcón de “Las 500”
alguien sintió, que había violines
en el aroma de un estofado
que los de abajo iban preparando,
como canción.
Contento corazón,
corazón contento, corazón
corazón contento
cuando hay razón.
Y esa canción se fue con otro
que le ofreció
mejores bares, otros lugares,
viajes y mares, gente con ganas
donde se pueda brillar por fin.
Y en un salón de las pachangas
alguien halló:” que había un billete
en los bolsillos que no era mío.
Gritó: ¡Milagro! ¡Me pido un pancho
me como un lomo y me tomo un chopp!