Milonga, tierra del canto
del pueblo que te alumbró;
nombradora de las cosas,
viajera del diapasón.
Milonga, música larga,
dueña del hondo clamor
que se revela en bordonas
hermanas de los cantares
que mi tierra cobijó.
Hermanos de tu voz.
Milonga, lengua del mundo
de la gente como yo.
Su historia pintan tus pasos,
su alegría y su dolor.
Milonga de las estepas,
del guitarrero y el peón,
llevo tu sangre en mis cuerdas,
tu rebelión en los huesos
y tu esperanza en la voz.
Madre de mi canción.
Milonga, tu herencia vieja,
de un continente o de dos
vino cruzando los mares
junto al tiento y el sudor.
Milonga de los esclavos
que te sembraron aquí,
criolla llegaste hasta mí
y te tengo cual querencia
a la que siempre volví.
Siempre para vivir.
Milonga de alas humildes
pero de tono mayor,
mostrando todas las puertas
de la vida, digo yo.
Milonga de los abuelos
ojos de viento y coirón,
llevame para que exista
a la distancia infinita
a la que llega tu son.
Tomá mi corazón.
